sábado, 28 de enero de 2012

Hoy me agarró un ataque de sentimentalismo hace menos de cinco minutos. Entré al blog de Eva, y leí que el 24 de enero se había puesto a llorar, poquito, por unas cosas que pasaron con los monaguillos, cosa que ya me había contado uno o dos años atrás, no me acuerdo. Un chico se ahogó en el mar. Fue un viaje que habían hecho entre los monaguillos, y bueno, se lo llevó el mar. Pensar que el océano le trae tan malos recuerdos a Eva, me da mucha tristeza. Pero, a mi me pasa lo mismo. Hace, tres años? Cuatro? Mi abuelo murió. Lo cremaron, y sus cenizas fueron tiradas al mar, como las de mi bis abuela, y mi bis abuelo. Me acuerdo que el año pasado, o el ante año, era de noche, y habíamos salido con mis viejos y mi hermano a la playa. Estábamos en el muelle, y yo estaba mirando al mar. No sé cómo, no sé por qué, bueno, enrealidad si sé por qué, me largué a llorar. Fui a abrazar a mi mamá, y sin decir una sola palabra, ella me entendió. Entendió mi pena. Entendió porqué mis mejillas estaban tan empapadas. El mar me trae recuerdos hermosos que tuve con mi abuelo, y me trae ese maldito recuerdo de su muerte. Dios se lleva a las mejores personas al cielo, y deja a las peores en la tierra. Gracias a dios tuve el tiempo suficiente para aprovechar a mi abuelo, pero hubiese rogado que fuesen más.

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