martes, 17 de enero de 2012

Ayer tenía un presentimiento extraño mientras me bañaba. Sabía que iba a ser un día que jamás iba a olvidar. Me duché, me peiné, me perfumé, me puse cremas, me depilé, me pinté, me vestí como pensé que iba a ser apropiado, me todo. Dicen que antes de perder tu única posesión de pequeños que nos queda, debes conocer el cuerpo del que va a quitártela, y él el tuyo, ya que vos también vas a quitarle ese regalo tan preciado. Él me conoció, más que cualquier hombre que me haya conocido. No, el ya me conocía, quiero decir, sabía cuales eran mis actitudes, mis rebeldías, mis molestias.. pero me conoció de otra forma, una forma más externa que interna. Pensar que yo, por idiota, y miedosa, quizás, no pude terminar de conocerlo. Pero está bien, todo a su tiempo, todo con la mayor naturalidad posible. Nunca antes pensé que lo que pasó me iba a gustar tanto como me gustó. Jamás pensé que todo iba a ser así. Quiero decir, nunca me imaginé que ... iba a pasar todo como pasó. No, si, sigo siendo virgen Raúl, no te asustes. Nunca imaginé que la magia, en realidad, existe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario