__Carga desde hace años con su rostro pegado al cráneo y su sombra cosida a los pies, y todavía no ha logrado comprender cuál de las dos cosas pesa más. A veces experimenta el impulso irrefrenable de despegárselos, colgarlos en un clavo, y quedarse allí, sentado en el suelo, como una marioneta a la cual una mano piadosa le ha cortado los hilos.
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