lunes, 26 de diciembre de 2011

-Hablas como un hombre que está encerrado en una prisión.
-Todos estamos encerrados en una prisión. La mía me la he construido yo solo, pero no por eso es más fácil escapar.
-Lo lamento por ti. Me parece intuir que no te gusta la gente.
-¿A ti te gusta?
-No siempre. A veces creo entenderla; y cuando no puedo, trato, al menos, de no juzgarla.
-Incluso en eso somos iguales. Lo único que nos hace distintos es que tú, cuando has terminado de hablar con ellos, tienes la posibilidad de sentirte cansado. Puedes irte a tu casa y apagar tu mente y todos sus males. Yo no. Yo, de noche, no puedo dormir, porque mi mal no descansa nunca.
-Entonces, ¿qué haces, de noche, para curar tu mal?
__Jean-Loup decidió presionar un poco a su interlocutor, pero la respuesta se hizo esperar. Cuando llegó, fue como si un objeto envuelto en varias capas de papel saliera lentamente a la luz.
-Yo mato...

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