lunes, 10 de agosto de 2015

DÍA 1.

Lunes. 


No pude dormir bien. Me acosté y tenía calor, estaba como fastidiosa, la almohada me molestaba. En mi cabeza giraban palabras en colores blancos: política, amor, miedo, angustia, tristeza, felicidad, lágrimas, sonrisas. Y también giraban frases: No pienses, sentí; no tengas miedo; no sos vos, soy yo; no, somos los dos; un tiempo

Y mientras estaba costada pensé... ¿Un tiempo? ¿Dos semanas? ¿Qué me van a pasar en dos semanas? Entonces decidí que iba a hacer un diario, un diario de los día sin vos. 
Todavía no termina mi día. Recién son las 2:14 pm. Pero, ya me está empezando a molestar tu ausencia. Quizás ahora no la note tanto, porque te vi ayer. Pero, ¿qué será de mi dentro de dos, tres, cuatro días? Bueno, lo sabré en el blog.
Ayer fue un día deprimente. Bueno, no todo. Empezó hermoso. Me desperté y estabas ahí, dormido. Ahora me despierto y veo una almohada que simula ser vos apoyada en mi espalda. Seguido por la comida y la despedida. Después, las votaciones. Película con mi familia, y entonces.. el no de mi padre a ir a tu casa. Ahí vino mi preocupación. Pensé que ibas a entenderlo, pero no lo entendías. No entendías, y tu orgullo y tu puto ego no te dejaban asimilar las cosas y te pusiste en necio. Entonces cambiaste la foto del whatsapp y te dije: "Eu, em, todo bien? Cambiaste la foto!.. Pasó algo?"; a lo que tu respuesta obviamente fue: "No, no pasó nada." (Obviamente, seca como una roca). Después siguió la discusión, yo yéndome al baño a hablarte porque no podía creer por la estupidez que nos pusimos así. 
Me pediste un tiempo. No porque no me quisieras, sino porque vos estabas en cualquiera y te agarró un ataque de histeria; esa histeria que tenés es cuerda con tu obsesión por querer preguntarte y hacer cálculos a todo ¿Será porque estudiaste economía?
Entonces te hablé y te dije que dejaras de pensar, que estas cosas no se piensan, se sienten. Y me entendiste al fin.
Pero, el problema era que vos ya habías dicho y decidido tener un tiempo para que mis viejos se tranquilizaran y vos pudieras pensar en cómo amarme de una manera que no te hiciera tanto mierda. Así que, como ya lo habías decidido, tu capricho de querer demostrarme que tu palabra vale más (cosa que yo ya lo tengo más que claro) me dijo: "no, voy a cumplir con mi palabra, y por dos semanas no quiero ir a tu casa, ni que vos vengas a la mía". Okey, suficiente. Lo hecho está hecho, y no había vuelta atrás. 
Entonces, antes de que te vayas a dormir, te dije algo que quería que te quedara claro, y más o menos fue una cosa así: Sabes que, al que más le va a doler estas dos semanas, van a ser a vos. Y no porque a mi no me duela verte, sino porque vas a saber que fuiste vos el que hizo esas estúpidas reglas que no vas a poder romper"; a lo que tu respuesta fue un sí, tenés razón.
Somos tan diferentes, pensaba ayer y hoy a la mañana. Somos tan diferentes y a la vez tan parecidos que me asusta.
Así que ahora volvemos al presente, en el que estoy escribiendo este "Diario de los días sin vos"; al que vas a detestar, porque mientras lo vayas leyendo te vas a dar cuenta de que sos el chico más idioto del mundo, por haber hecho esas estúpidas reglas para no ver a la chica que te ama. 
Ojalá el día uno se termine rápido. 

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