sábado, 14 de julio de 2012


Extraño lo que era levantarme a las diez u once de la mañana, y ver a media familia despierta, algunos desayunando, otros preparándose para ir a la playa a caminar, otros preparando el almuerzo. Extraño irme al hall a leerme un libro todas las mañanas, y las noches; o sino a mi cuarto, todas las tardes. Extraño la briza con aroma a sal, la arena quemándome los pies, las noches frías mirando las estrellas. Extraño esos viajes escurridizos de un día hasta otras playas, solamente para ir a comer rabas y otros platos en otros lugares cercanos. Extraño la negrura del fondo en sus noches, la sombría presencia de la casa en esas noches de oscuridad.. Extraño también, la luz de las mañanas y el poco miedo que ésta me hace dar. Extraño las lluvias calurosas o frías, pero escandalosas. Extraño la sencillez del pueblo, las pocas cosas que cambian. Extraño Mar del Tuyú en todo su esplendor, nadie puede quitarme eso de la cabeza. Y no solo eso, no puedo esperar a poder volver.

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