miércoles, 2 de junio de 2010


-. Chico tóxico


Quienes de verdad lo amamos
lo llamamos siempre Max.
Chico Tóxico, en cambio
lo apodaban los demás.

Inhalaba Chico Tóxico
humo, asbestos y amoníaco.
Para él era oxígeno
todo lo cancerígeno.

Su juguete favorito
era un bote de aerosol
que disparaba solito
todo el día, de sol a sol.

Se levantaba aún de noche
a esperar en la cochera
a que el motor se encendiera
y, tras carraspear, el coche
lo maquillara –muy mono-
con bióxido de carbono.

Una sóla vez lloró
mas no por tristeza ni odio;
es que en los ojos le entró
algún cloruro de sodio.

Por darle algo de aire cálido
lo sacaron al jardín.
Se puso al instante pálido
y tieso como espadín..

Tieso y duro, sí, muy duro.
Pues, ¿quién podría colegir
que uno pudiera morir
de respirar aire puro?

Voló su alma en pos del trono
celestial de Señor. Pero
abriendo un gran agujero
allá en la capa de ozono.

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