viernes, 22 de febrero de 2013

No se por qué, pero siento que la etapa de la inmadurez se va cerrando poco a poco, y muy rápido. Hay veces que me doy cuenta de que, para la edad que tengo, pienso como una chica tres años mayor. Tengo muchas expectativas para mi vida, y hay veces que espero demasiado de la gente. Estoy luchando muchísimo para conseguir lo que tengo a mi alcance, tengo mucho menos ansiedad, tomo las cosas con más calma, intento recapacitar las cosas y, si hice algo mal, pedir mis sinceras disculpas. Leyendo hace un rato los textos de una blogger, quien escribe cosas que me encantan, me hizo pensar que, el haberme ido a Mar del Tuyú me hizo de maravilla este año. Quiero decir, venía con una mochila pesada, con cansancio; y cuando llegué allá todo cambió. La energía de ese lugar es impresionante, y también la energía que me brindaron las personas que conocí. Es como que sentí que necesitaba esas vacaciones, que todo lo que pasó durante ese período me sirvió para muchísimas cosas. Sentí como que todas las mierdas del año pasado las arrojé al mar y las dejé ir hacia el horizonte. Por eso me costó mucho irme, creo yo. Porque el haber pasado ese casi mes entero ahí, con esas personas, con esa energía, me hizo bien. Cuando volví acá fue como que, por un lado me gustó, porque volví a ver a mis amigos, a la gente que extrañaba. Pero, por el otro lado, sentí que dejé una parte de mi en la playa. En cada grano de arena dejé parte de mi alma. Entonces pensé ¿para qué estar triste? ¡El año que viene vas a volver, y va a ser muchísimo mejor! Tengo que dejar de amargarme por tonterías, tengo que aprender las lecciones que me da la vida, no se si se entiende a lo que quiero llegar. 
También, el haber ido a San Luis me cambió la cabeza, ese sí que es otro aire. Está bien que el aire del mar es mucho más puro, pero en la sierra fue otro mundo. El que haya clima seco lo hace mejor, porque no hace tanta humedad, entonces era despertar con una temperatura normal, no tenía ni frío ni calor. Y eso me encantaba. Igualmente, en San Luis fue distinto, porque solamente estaba con mi familia y había momentos en los que me aburría un poco, aunque salimos a mil y un lados. Resumiendo, me encantaron estas vacaciones. Me hicieron darme cuenta de muchas cosas, cambiar mi perspectiva, fijarme cuales fueron las cosas buenas y las cosas malas que me sucedieron. Tengo muchas expectativas para este año. Quiero que todo lo que haga me salga lo mejor posible, quiero saber que dí todo, pero no amargarme si las cosas salen mal. No tengo que pedirme más de lo que puedo, porque sino las cosas no saldrían bien, sería un mal momento para mi, me estresaría mucho, y no es eso lo que quiero. Quiero cambiar para que las cosas salgan mejor, pero no quiero ser una versión de otra persona, sentirme orgullosa de lo que soy, quiero ser una mejor versión de lo que alguna vez fui.

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