Aroma de café.

Es tan hermoso imaginarte como sería tener ese primer beso, esa primera mirada, ese primer suspiro. Imaginate, planearon una salida, y vos llegás tarde. Lo encontrás sentado a un costado, mirando hacia el vacío.. y aparecés vos. Si, la sonrisa viene a su rostro. Se sientan, hablan, se ríen. Se miran, pero asustados, con miedo, terror. Se dicen a si mismos ¿Qué pensará de mi? ¿Le gustaré como él a mi? Nervios. Vos temblás. Él piensa que tenés frío, y le decís que si. Te presta una campera. Lo mirás. Y él toma esa mirada, la hace suya. Tenés ganas de acostarte, te acostás entre sus piernas. Mirás hacia lo infinito, hacia el cielo, pero nunca a él, por verguenza, quizá, o tan solo por el hecho de que tenés miedo. De repente, un silencio incómodo invade la escena. ¿Y ahora? Se miran, tímidos, pero se miran. Sonríe, tu sonríes. Te paras, y él te observa. Te sientes cansada. Sentada a su lado apoyas tu cabeza en su hombro, y lo oyes respirar, y esa respiración agitada te tranquiliza, por el solo hecho de saber que él también está nervioso. Rompes el hielo, le hablas de lo que hiciste en la semana, te ríes. Él dice un chiste, y tus nervios obligan a que tu risa perdure, y empieces a llorar, pero no por tristeza, sino por felicidad. Se ríe de tu risa, y vos no podés contenerte. Ahora es su turno, te habla, lo escuchás, se ríe y volvés a la risa contagiosa que él tampoco puede reprimir. Lo tienes enfrente. Puedes escuchar y sentir su respiración. Te acercas cada ves más a su boca, tienes miedo, entonces te alejas. Pero ahora es él el que se acerca, y vos.. ¿Vos que vas a hacer? ¿Vas a correrle la cara? Si, lo hiciste. No le importa, sigue con el juego. Mira, habla. Mirás, hablás. Entonces, sin saberlo, sin darse cuenta, vuelven a juntarse, frente con frente, ojo con ojo, nariz con nariz. Se hacerca cada vez más, y más. Sus miradas se entrelazan y.. al fín. Tu sonríes, el sonríe, se abrazan.  Se vuelven a besar. Es inevitable, ya que se sienten tan atraídos uno al otro que necesitan esa droga que los hace sentirse cada vez más cerca. 
Así empieza éste lazo de amor, con este nudo que planean jamás desatar.