miércoles, 22 de septiembre de 2010


No quería despedirme de tí,

de tus ojos verdes,

de tu mirada creyente.

No quiero despedirme de tu voz,

de tus abrazos,

de tus besos voladores,

de tus manos.

Pero tube que hacerlo,

para no sufrir más,

y poder terminar

con todo lo demás,

que carcomía mi alma

y mi corazón

que en este momento

está marchito.

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